Metidos tan de lleno como estamos ya en este digitalizado, desconcertante y velocísimo siglo XXI, puede parecer poco prometedor comenzar la presentación de este libro con una referencia a la Dinastía Tang (618-907); un periodo histórico tan alejado en el tiempo y en el espacio de los textos compilados en estas páginas.
Ni los lugares, ni los protagonistas, ni el tiempo en que han sido escritos parecen, ni remotamente, justificar la alusión a una época que corresponde a una civilización y a una forma de entender la vida, tan distinta y distante de la actual.
Hijos del cielo y de la tierra en que vivimos, solicita tu ejemplar escribiéndonos un email a: ediciones@mismamente.es
Sin embargo, ha sido la lectura pausada de la poesía y la práctica de la pintura de meditación de los antiguos monjes letrados chinos, lo que me ha permitido redescubrir el valor de un estado de ánimo sensible y a la vez sereno, ajeno a la volatilidad emocional que caracteriza nuestro tiempo.
Es cierto que somos hijos de la época en la que nos toca vivir, pero sin llegar a negar lo evidente, nada nos impide evocar tiempos pasados o incluso viajar en el tiempo hasta lugares remotos -reales o imaginarios-, si ello contribuye a alimentar nuestros sentidos, estimular nuestra imaginación o serenar nuestro estado de ánimo.
El libro estructura su contenido en cinco secciones: